El proyecto consistió en la ampliación de una vivienda familiar, generando dos nuevos dormitorios infantiles en una terraza que se encontraba sin uso con un tiempo de obra muy acotado. Exteriormente se debía mantener la estética de la vivienda, mientras que interiormente los espacios debían ser personalizados, adecuados a las particularidades de cada niño, con flexibilidad, dinamismo e importantes áreas de guardado.

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​Para cumplir con los requerimientos del cliente se optó por la construcción de una cáscara de ladrillo bolseado que se mimetizara con la edificación existente, tabiquería interior y cielorrasos de yeso. ​La propuesta genera dos habitaciones diferenciadas, adaptadas a las necesidades de cada edad, con la capacidad de unificarse en el área lúdica y transformarse en un espacio sólo compartido a partir de la apertura de una puerta corrediza.

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Se diseñaron una serie de muebles específicos en cada dormitorio y para aumentar la capacidad de guardado se aprovecharon los espacios entre el cielorraso y el cerramiento superior, y entre la pendiente natural de la azotea y el entramado estructural del pavimento.